Suele ser habitual que las empresas y los autónomos, a la hora de analizar el rendimiento de su empresa solo pongan el ojo en la cuenta de resultados.

Obviamente es lógico acudir a ella una vez que se cierra un determinado periodo a analizar (mes, trimestre, año) pero ¿estamos midiendo el resultado que tenemos delante con respecto a lo que estamos invirtiendo o exponiendo patrimominalmente?

LA IMPORTANCIA DE UN BALANCE REAL

El Balance es una pieza fundamental para el estudio de nuestra empresa, no solo para proporcionarlo a una entidad financiera cuando nos lo requiera, y por lo general no se le presta la atención que merece. De hecho, es habitual encontrarnos que hasta que no es necesario cerrar las cuentas a final del ejercicio, no se concilia totalmente, haciéndolo muy a posteriori y en la mayoría de los casos cuadrando saldos de cualquier manera. Así, por un lado, ni tenemos una imagen fiel de la empresa y encima solo la tenemos una vez al año.

Con la Cuenta de Resultados vemos si la empresa ha ganado o ha perdido, tiene más o menos márgenes, o EBITDA, y además cuanto en relación con otro periodo anterior. Pero es importante conocer si el Activo que posee mi empresa está generando los beneficios adecuados, ya que no debemos olvidar que todo lo que vemos en las masas de Activo son inversiones que ha realizado la empresa y que se espera que tenga un retorno. Podemos estar generando rentabilidad porque lo vemos en el PyG pero quizás lo estamos perdiendo con respecto a nuestro Inmovilizado, o no se genere el suficiente beneficio para el esfuerzo realizado o el riesgo incurrido.

O por ejemplo el endeudamiento a largo plazo. Por lo general en la mente del empresario está pedir dinero al banco para poder comprar un bien que necesitamos o hacer frente a un pago importante, pero financieramente el objetivo debe ser generar más recursos con este dinero que nos está prestando el banco. Si nos prestan dinero al 5%, nosotros tenemos que generar con él mismo al menos un 6% por ejemplo para que sea rentable. Si bien para retribuir a un empresario el riesgo de exponer su patrimonio y su desgaste se me antoja insuficiente con poder pagar la deuda.

El mismo razonamiento debemos seguir con los recursos que aporta el propio socio o la propia empresa con su actividad, o con los beneficios no distribuidos, es decir los Fondos Propios. Si la empresa o los socios invierten dinero en la sociedad, resulta lógico pensar que el beneficio que me debe generar la misma, como mínimo me debe devolver el esfuerzo realizado, el riesgo asumido, y si se puede un poco más.

Para medir todo esto hay miles de ratios, y se pueden usar los que quieran pero siempre sabiendo que queremos ver.

En Edventure para analizar concienzudamente lo expuesto arriba utilizamos indicadores como el ROI, RONA, ROE o ROCE.

Sin profundizar demasiado en ellos daré en este articulo unas ligeras pinceladas para que quien lo lea y analice, se haga una idea generalizada y aproximada.

Con el ROI, comparamos el Beneficio de un periodo con la Inversión que hemos realizado. Pero ojo, hay que comprender que por inversión nos referimos a cualquier partida del Activo de una empresa, desde el Inmovilizado a los Clientes o la tesorería. No hay reglas fijas, a la empresa le puede interesar considerar para una medición concreta, todos los elementos del Activo o solo unos en concreto. Por ejemplo, siguiendo con este mismo razonamiento, para las empresas que cuentan con mucho Inmovilizado es interesante utilizar el RONA.

Con el RONA comparamos el Beneficio obtenido con el valor de nuestro inmovilizado teniendo en cuenta su amortización. Como decíamos, para una empresa que debe contar por ejemplo con mucha Maquinaria, Camiones o Herramientas pesadas para desarrollar su actividad, ratios como este nos indica si la inversión que hemos realizado en la compra de los mismos nos está generando los recursos que necesita la empresa.

Poniendo el foco en el dinero aportado por los socios usamos el ROE, es decir, controlamos que la estructura financiera propia de la empresa está obteniendo su retorno debido (el que se determine que debe tener como mínimo) o el dinero está yendo a un saco roto.

Sin embargo, con el ROE estamos teniendo en cuenta solo el capital propio empleado ¿pero qué ocurre con el resto del capital que cuenta la empresa para hacer sus inversiones, como por ejemplo, el dinero que nos presta un banco o un inversor? Aquí entra en juego el ROCE. Con el ROCE estamos controlando que el capital total que posee la empresa en un momento determinado está siendo invertido eficientemente y si tenemos capacidad de generar beneficio en base a ellos.

No entramos en profundidad en sus cálculos porque solo queremos que el empresario o el directivo se haga una idea rápida y básica de lo que se puede medir en su empresa en materia de rentabilidad, teniendo un Balance cerrado adecuadamente y actualizado a lo largo del año, y no solo al final. Obviamente estos son solo unas ratios que usamos en Edventure, para calcular cosas muy concretas y que realmente interesan al empresario-autónomo. En otro artículo explicaremos que otra información que podemos averiguar con un Balance bien estructurado.

Para terminar este artículo, y poder realizar todo estos análisis, es fundamental tener una buena contabilidad analítica, a ser posible, por líneas de negocio de la empresa o centros de coste, o ambas a la vez, para que nos permita discernir de mejor manera las distintas partidas que hay que analizar, y no realizar análisis con contabilidades incorrectas, no conciliadas, etc, pues al único sitio que nos puede llevar analizar datos incorrectos, es a tomar decisiones incorrectas.

Y para terminar y no por ello menos importante, resaltar que el balance es una foto estática de un momento en la empresa, normalmente el final de un determinado trimestre. Lo que verdaderamente aporta un valor diferencial, es analizar la evolución y las tendencias de todas las herramientas, ratios y magnitudes que nos brinda un buen balance. En una evolución de una determinada ratio es donde vemos si hay problema o no. Una foto no es más que eso una foto, que nos ha podido pillar con los ojos cerrados o una mala postura. Una evolución nos enseña tal y cómo está nuestra empresa.

FRANCISCO J. ARIZA