El 3 de enero fue mi último día en Cajamar, dejando atrás 14 años y medio en esta casa (y que siempre lo será), que me adoptó para hacerme crecer profesionalmente, y como no, personalmente, tras mi paso inicial en la banca, también muy positivo, de 4 años en BBVA.

Todos estos años, con éxitos y sinsabores, alegrías y desesperanzas, pero siempre con una recompensa: el haber conocido a tantos buenos profesionales, y que a su vez son mejores personas. Sin duda, me llevo amigos para toda la vida.

Di el paso a la consultoría financiera de empresas sintiendo que ya había concluido mi ciclo en la banca, con el convencimiento del deber cumplido, de haber aportado todo lo que estuvo en mi mano, tanto como director de sucursales, formador interno, mentor, coordinador de directores, o incluso como organizador de distintos eventos dentro de la organización.

En estos dos meses, tratando con la banca “desde el otro lado”, es decir, como el consultor financiero del empresario, considero que está siendo muy enriquecedor, y explico los por qué:

En primer lugar, porque recomiendo a todo el mundo salir de su zona de confort. El que ya lo ha probado estará conmigo en lo beneficioso que resulta a nivel de crecimiento y conocimiento personal, de la resiliencia que trabajas para adaptarte a las situaciones que no está en tu mano cambiar. A la adquisición de nuevas habilidades, nuevos hábitos de vida más saludables tanto a nivel físico como mental, fomentando tu creatividad y la propia autoconfianza por haber superado tus barreras mentales.

Y lo que es más importante, un estado de ánimo más alegre y vital, reduciendo tu estrés, ansiedad y miedos. Porque como dijo Confucio: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.

En segundo lugar, por la satisfacción de participar en el crecimiento empresarial de nuestros clientes, o incluso en el reflotamiento de alguna de ellas, desde mi parcela dentro de Edventure, buscando y analizando las distintas fórmulas de financiación más adecuadas negociando con las distintas entidades financieras.

Todo ello con el rigor y la planificación que me traigo de mi experiencia de estos 18 años en la banca. Para ello es imprescindible cumplir con las siguientes premisas:

1. Conocer en profundidad nuestra empresa y sus números.

2. Detectar las necesidades y concretar la finalidad de cada operación.

3. Analizar nuestra capacidad de pago para sostener la viabilidad de la misma. EBITDA, NOF, Periodos de cobro y pago, etc…

4. Conocer nuestras garantías y aportarlas en caso necesario.

5. Documentar y justificar adecuadamente.

6. Aportar vinculación adecuada a la entidad, en función de las características de cada operación.

Y en tercer y último lugar, porque trabajo en una empresa cuyo VALOR principal es APORTAR VALOR al cliente, dado el compromiso y pasión que le ponemos a cada uno de ellos, aportando información muy valiosa que desconocían, para seguir creciendo de la mano, JUNTOS.

Usando el símil tan acertado de nuestra compañera Marta Sanjuán, somos lo que Luis Moya era para Carlos Sainz, su copiloto, su guía, su suministrador de información para que tomara las decisiones adecuadas.

Y si además le sumamos que vamos de la mano de mi gran amigo Eduardo Casasola, el éxito está más que asegurado.

Raúl Moreno